15/feb/2012-En una zona habitada por cerca de
50
personas, existía un hermoso valle. Un buen día Juan y Jesús, 2
hombres inteligentes y astutos, comprendieron que aquel lugar representaba una
verdadera joya y en consecuencia se lo adjudicaron. Plantaron cercas
limítrofes, transformaron el entorno derribando
árboles, allanando el terreno, construyendo nuevas instalaciones.
La comarca ganó nuevos servicios
de gastronomía, bellas instalaciones para el descanso y la recreación.
Pasados los años, Juan y Jesús, ganaron mucho dinero; el suficiente para vivir
con mucho más de lo necesario. Tenían una acomodada vivienda, transporte
asegurado, enviaron a sus hijos a estudiar a la ciudad y también tenían fama
como hombres de negocios.
Plantearon a todos la necesidad
de organizarse como las grandes ciudades y colocaron al señor Quintín, al
frente de la comunidad rural y le llamaron alcalde. A pesar de que la gente los
aclamaba, nunca quisieron asumir la dirección de la aldea, para eso empleaban a
Quintín, quien siempre era muy servicial y atento…
…con los ricos hermanos.
Pero un día, a causa de la
avaricia y por no tomar las previsiones necesarias, el riachuelo, más allá de
los límites del valle, se contaminó y afectó las cosechas de los pobladores. Las
aves dejaron de migrar al lugar y el verde esmeralda del campo se tornó
amarillento.
Pedro, un joven inquieto y
trabajador de la aldea, propuso tratar con el alcalde el problema de las cosechas.
Todos fueron ante el señor Quintín. El alcalde pidió calma, enumeró las
cualidades y méritos de los hermanos Juan y Jesús, recordó el aburrimiento que
vivía la región antes de que “surgiera”
el Valle y expresó que era inaceptable reclamar a quienes tanto nos habían
dado.
Pedro inconforme propuso tratar
el tema con los hermanos directamente, y allá fueron todos. Los ricos, con
posibilidades reales de ayudar a resolver la situación, no solo se negaron,
sino que despidieron a los padres de Pedro que eran trabajadores de su propiedad.
El joven desilusionado de estos “respetables”
señores, se negó a aceptar la realidad con que había, incluso, nacido. Con el
paso del tiempo encontraba menos respuestas:
¿Por qué son dueños del Valle?
¿Es que un Valle puede ser
propiedad de alguna persona?
¿Por qué no les preocupa que se
contamine el río?
¿Tenemos que soportar tranquilamente
perder nuestras cosechas?
¿Acaso no somos la mayoría?
Y aquí justamente amigos, surgió
un sentimiento social, de rechazo a la
privatización y a los dioses intocables del capital que se llamó: Socialismo.
Pedro se convirtió en líder de
los restantes 47
hombres pobres de la región, entre todos derribaron las cercas y los
persiguieron furiosos. Finalmente, despojaron a Juan y Jesús de sus propiedades,
o redactado de otra forma, recuperaron lo que Juan y Jesús se habían apropiado
sin pensar en los demás. Ahora el Valle pertenecía a los 47 hombres del pueblo,
y no a los 50 porque los ricos hermanos huyeron hacia un poblado vecino, junto al
alcalde Quintín. Al final no fueron felices todos como en los cuentos de Hadas,
pero sin lugar a dudas 47 es mayor que 2.
Continuará….
En el próximo, trataremos de cómo el valle decayó por la falta de conocimientos de administración de los aldeanos.*Imagen tomada del sitio "Acerca de Internet".
!Hasta la próxima!,
seguiremos, deBATEANDO.
1 comentarios:
Déjame adivinar: ¿Es ése el socialismo que hay en Cuba?
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